Ha llovido poco en Santiago, ha corrido poco viento, y es por eso que no me he reconciliado con este otoño que solía ser mi estación favorita por la calidez de sus colores, el viento en la cara, y el olor a tierra mojada que poco se puede apreciar en una ciudad tan asfaltada como ésta.. sin embargo, si leemos entre líneas, podemos encontrar los colores perdidos, el gris aun no invade del todo el paisaje , sino todo lo contrario, estos se imponen majestuosamente frente a nosotros de manera acogedora. Vuelvo a hacer el ejercicio de observar, de caminar y detenerme.. la música como simpre es mi mejor aliada..nostálgica, pero no extraviada.. uf!
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